Guadalix de la Sierra
Guadalix de la Sierra
Guadalix de la Sierra se encuentra 56 killómetros de Madrid.
El término municipal de Guadalix de la Sierra se encuentra situado al Norte de la Comunidad de Madrid, en el piedemonte de la Sierra de Guadarrama y rodeado de pequeñas formaciones montañosas, cuya elevación máxima corresponde al pico de San Pedro con una altura de 1420 m, situado al sur del término municipal. Ocupa una extensión de 61 km2.
Ayuntamiento:
Tfno: 91 847 00 06 / Fax: 91 847 10 45
Historia
El nombre de Guadalix de la Sierra se toma del río que baña al municipio, siendo su origen árabe, significa “el río de los alisos” por la abundancia de estos árboles que existían en las inmediaciones de su ribera.
Pero aunque el origen del nombre del pueblo nos indica la posibilidad de un asentamiento árabe, los datos arqueológicos nos permiten ir más lejos en el tiempo y asegurar que la fértil vega regada por el Guadalix fue habitada muchos siglos antes por el ser humano, como así lo demuestra la existencia de una cueva, hoy oculta por las aguas del embalse, conocida como Los Alcores, en la que se han encontrado restos de presencia humana con una antigüedad de 25.000 años. Aparecieron diferentes utensilios líticos que son considerados como unos de los restos de piedra trabajada más antiguos de la Comunidad de Madrid.
La presencia humana en los alrededores de la vega continuó durante las épocas del Bronce y del Hierro, localizándose incluso restos celtíberos.
El tiempo fue pasando y cuando los Visigodos penetran en la península, pasaron por esta zona y parece ser que en la vertiente norte del cerro de San Pedro, construyeron un monasterio dedicado a San Felices o San Pedro Saelices, que tenía esta vega como principal centro abastecedor y con la posterior llegada de los musulmanes, el monasterio debió ser abandonado. A día de hoy no se han encontrado restos del mismo.
Los Musulmanes se extendieron por todas las estribaciones del Sistema Central aprovechando la abundancia y excelente calidad de los pastos para sus rebaños de ovejas. Debieron ser estos pastores los que, para protegerse de las inclemencias atmosféricas, levantaron las primeras chozas que pasados los años irían conformando el pueblo de Guadalix.
Con la llegada de la Reconquista, lo segovianos empezaron a ocupar estas tierras, y estos nuevos cristianos que iban llegando se fueron mezclando con los antiguos pobladores árabes que no habían sido expulsados. Desde el primer momento surgen disputas por el control del territorio entre los nuevos pobladores segovianos y sus vecinos madrileños, hasta que el rey Alfonso X “El Sabio” decidió poner fin a estas disputas tomando para él este territorio y creando el denominado Real del Manzanares, espacio que comprendía tanto el citado Manzanares como los pueblos de Colmenar Viejo, Galapagar y sus aldeas dependientes, entre las que se incluía Guadalix. En atención a los servicios prestados por don Pedro González de Mendoza, al rey Enrique II, su hijo, Juan I, le concedió la aldea de Guadalix en 1383, teniendo ya desde esos siglos en el comercio de la lana, la fuente fundamental de subsistencia de los pobladores de Guadalix.
Durante la transición entre la Edad Media y la Edad Moderna, se vivirá un momento de particular intensidad cultural en el que destacaba la arquitectura y será en esa época en la que se empiece la construcción de la iglesia parroquial de Guadalix, puesta bajo la advocación de San Juan Bautista. En 1523 Guadalix alcanza el título de Villa, motivo suficiente como para dar mayor elevación a los muros parroquiales, pero la carestía económica impidió un completo plan constructivo. Aquí se puede ver la Carta de Concesión del Privilegio de Villa.
Ya en el siglo XVI y tras la donación hecha a favor de Don Iñigo López de Mendoza, Conde del Real de Manzanares y de todas estas tierras vinculadas a la Casa, pasaron posteriormente a Don Pedro Hurtado de Mendoza; al morir Don Pedro se dividieron sus dominios y después de un largo y complicado pleito por los derechos de mayorazgo entre sus herederos, pasó la pertenencia del Real de Manzanares a uno de sus hijos.
Durante los siglos XVII y XVIII la población de Guadalix continuó teniendo en la exportación de la lana a las localidades próximas de Buitrago y Guadalajara, su principal fuente de ingresos.
Los hombres de Guadalix tuvieron durante siglos al pastoreo trashumante y a la ganadería como fuente fundamental de subsistencia, pero lógicamente no olvidaron la agricultura, dedicando la vega entera del río Guadalix al cultivo de la patata. El clima propio que tiene el valle del Guadalix, con temperaturas más altas en invierno que las de toda la comarca, también permitía a los hortelanos guadaliseños sacar de la madre tierra unas riquísimas cebollas que eran muy apreciadas en todos los pueblos limítrofes y en la capital, de ahí que los naturales de Guadalix fueran conocidos por los de otros pueblos como “los cebolleros”.
De igual manera que Guadalix era conocido por sus productos hortofrutícolas, también lo era por la calidad y cantidad de roca caliza que existía en el término. Durante siglos, de las canteras de Guadalix, como la de La Horca, El Pilancón, Los Lanchares, Los Alcores o Dehesa Parda, salieron piedras, no sólo para la construcción de cruces o levantar los edificios del pueblo, sino que también se utilizaron para edificar Madrid, empedrar la Puerta del Sol o construir multitud de fuentes, siendo el reinado de Carlos III, a mediados del siglo XVIII, la etapa en la que se extrajeron mayor cantidad de rocas para mandarlas hasta la capital con el fin de reformar la ciudad y dejarla al gusto del monarca, interesado en modernizar y sanear la ciudad, potenciándose así la extracción de las calizas de Guadalix.
Tras las invasiones napoleónicas y las perturbaciones políticas y sociales que llegaron prácticamente hasta 1830, Madrid tiene que iniciar una nueva reconstrucción, circunstancia que motiva que la roca caliza que se venía extrayendo de Guadalix fuera todavía más demandada como material de construcción. Posteriormente, y según Madrid se iba extendiendo con los ensanches del siglo XIX, la demanda de piedra fue aumentando, favorecida por la construcción en 1911 del ferrocarril en Colmenar Viejo, que hacía mucho más fácil su transporte.
Ya en la segunda parte del siglo XX, el crecimiento de Guadalix es espectacular, dedicándose la mayor parte de sus habitantes a la construcción atraídos por un sector en auge, abandonando las tareas agrícola-ganaderas que hasta entonces ocupaban a la mayor parte de la población. El número de habitantes asciende considerablemente, llegando a los 6.000 habitantes en el año 2.010, cifra que a día de hoy, sigue aumentando.
Cultura
Guadalix de la Sierra nos ofrece un pasado cultural cargado de historia y tradición.


Ayuntamiento
Iniciada su construcción hacia 1930 con mampostería de piedra caliza, extraída y labrada en las canteras cercanas, ocupa el solar donde se situaba el antiguo Ayuntamiento, que poseía un soportal con columnas de piedra y galerías de madera.
La fachada del Ayuntamiento tiene un gran balcón, más una barandilla que recorre todo el frente del edificio. El balcón de esta fachada principal se hizo famoso gracias a Pepe Isbert, que en la afamada película “Bienvenido Mister Marshall” (1952) dió desde ella su conocido y recordado discurso que iniciaba con aquella famosa frase de “…Como Alcalde vuestro que soy, os debo una explicación,…”.
Igualmente famoso gracias a esta película, es el reloj que anteriormente coronaba el Ayuntamiento, y que después de la reforma llevada a cabo en el edificio en el año 1.986, se sigue conservando, aunque modificada su ubicación, pero siempre coronando el edificio, con su maquinaria original que se puede contemplar descubierta en el interior del Ayuntamiento.
La plaza sobre la que se erige este edificio también ha sido remodelada en el año 1.990, quedando desde esa fecha, para uso únicamente peatonal y como espacio para actividades ciudadanas. Antiguamente, hasta el año 1974, en esta plaza se realizaban los encierros y las corridas de toros, que tanta tradición tienen en este municipio. Se cerraba la plaza con carros y empalizadas y se construían una improvisadas gradas de madera, desde donde el respetable contemplaba las faenas.


Ermita
Cuentan los mayores del lugar que en épocas anteriores existieron cinco ermitas distribuidas por diferentes lugares del término municipal de Guadalix de la Sierra: la de San Sebastián, situada en “La Mata”, de la que hay una cita en una visita ordinaria efectuada por el visitador eclesiástico, inscribiendo una providencia en virtud de la cual se ordena a los Alcaldes ordinarios de la Villa, que reparen el tejado que se ha hundido (año 1707); San Roque, en la “Rotura”; San Pedro, en el cerro de su nombre; Santa Ana, en el “Verdugal”, por último, la de Nuestra Señora la Virgen del Espinar, patrona de la Villa. Ésta ha contado con distintos emplazamientos en épocas más recientes: el más recordado y de mayor tradición es la que estuvo situada en tierras bañadas por el pantano, hoy ya desaparecida, pero que durante bastante tiempo aguantó erguida entre las aguas que la anegaban.
Posteriormente, se construyó otra en la zona conocida como “La Cabeza”, diseñada por el arquitecto M. Fissac, pero que no contó con la devoción de los feligreses por la situación del edificio, por lo que por votación popular se decidió construir una nueva en el emplazamiento actual, zona muy próxima a la que anteriormente había ocupado el pantano. Desde entonces, la Virgen del Espinar cuenta ya con su morada, que esperemos sea ya la definitiva, de donde sale únicamente en dos fechas señaladas: en Semana Santa, para la llamada Procesión del Encuentro, y para la Celebración de sus Fiestas Patronales, en Septiembre. Una vez concluidas éstas, es devuelta de nuevo a su ermita, festejada con la celebración de una tradicional romería.


Iglesia Parroquial San Juan Bautista
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Fiestas y tradiciones
- Día de la tortilla: El martes anterior al Miércoles de Ceniza, se celebra esta fiesta local donde sus habitantes salen al campo a comer exquisitas tortillas de patata. Al anochecer se celebra el Carnaval, donde los vecinos del municipio se disfrazan para despedir a Don Carnal y se preparan para recibir a Doña Cuaresma.
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Fiesta del Mayo, siguiendo la tradición, los que anteriormente eran los quintos del pueblo, salían la madrugada del 1 de mayo a cortar el árbol más alto y recto que había en los alrededores del pueblo. Una vez cortado se trasladaba al pueblo a hombros de los jóvenes. En la plaza del pueblo se procedía a limpiar bien el tronco eliminando todas las ramas excepto las de la parte más alta, donde se dejaba un “penacho” que se engalanaba y se enriquecía con cintas, flores y otros adornos. Una vez plantado el árbol, los mozos rondaban a las mozas.
- Fiesta de San Isidro, el 15 de Mayo, en honor a San Isidro Labrador, aún hoy, recordando sus orígenes eminentemente agrícolas y ganaderos, los habitantes del municipio salen a la calle con sus tractores y caballos para acompañar al Santo en Procesión.
- Fiesta de San Juan Bautista, el día 24 de Junio, se celebra una procesión en honor al patrón del municipio y titular de la Parroquia, San Juan Bautista, renovando el sacramento del Bautismo aquellas personas que así lo deseen.
- Fiestas Patronales en honor a la Virgen del Espinar, tienen lugar del 7 al 12 de Septiembre. Música, verbena, toros, deportes y actos religiosos, entre otras actividades, se ofrecen a vecinos y visitantes que se quieran unir a esta celebración.
Naturaleza
El paisaje y los principales recursos naturales de Guadalix de la Sierra están unidos a su geología e hidrografia.


Geología
El suelo de una gran parte del término municipal está constituido por una faja Este-Oeste de calizas, que permitían la obtención de bloques para la industria de la cantería.
En cuanto al aspecto tectónico, merece la pena destacar la importancia del sinclinal o valle donde se encuentra situado el municipio. De hecho, el núcleo urbano está rodeado de pequeñas elevaciones, al Norte la Mesa, la Cabeza y los Cerros y al sur las Calerizas; al sur del término municipal el Pico de San Pedro, al este Montecillo y la Raás y al Oeste la Tejera y el Endrinal.
Dentro de la zona y gracias a sus características geológicas, se encuentran situadas algunas grutas naturales debido a la erosión de los agentes atmosféricos. Las más conocidas, entre otras son: la “Cueva de los Lobos” en el vértice del cerro de La Mesa, formada por una pequeña galería de 6 u 8 metros al final de la cual se pierde en oquedades que no permiten continuar el camino.
La llamada de “Peña Rubia” se encuentra excavada al pie de un gran bloque calizo de majestuosas proporciones y presenta una rampa descendente que termina en una pequeña rotonda con techo de cúpula. Está situada en la dehesa.
Por último, la cueva de “Los Alcores”, cerca del arroyo Albalá, está situada en una zona con indicios de restos prehistóricos, resulta la más interesante por la conservación de estalactitas y estalagmitas en una cámara abierta a la que se llega después de recorrer una larga galería arrastrándose por el suelo. En las proximidades de la cueva de Los Alcores se encuentra un paraje de gran interés para escaladores, es una roca de altura considerable que permite el desarrollo de este deporte.
Al sur del territorio se encuentran masas de granitos y pórfidos, además de bloques interesantes de cuarzo, correspondientes a terrenos metamórficos donde se sitúa la mayor elevación del municipio, el Pico de San Pedro.

Hidrografía
Pertenece a la Cuenca del Tajo, su principal cauce fluvial es el río Guadalix, que nace en las estribaciones de Bustarviejo y recorre el territorio del término municipal de Este a Oeste. A su entrada en dicho término se une con los arroyos que proceden de Miraflores, conocido como el paraje de Entrerríos, hasta desembocar en el embalse de Pedrezuela, terminado de construir en 1967, y continuar su recorrido por estas tierras, desembocando en el río Jarama.
En todo el territorio se pueden encontrar arroyos estacionales como el Arroyo Endrinal o el Arroyo Sequillo al Oeste de la zona; al Arroyo de Valdemoro al Sureste del municipio, al Arroyo de Salices al Sur y el Arroyo del Mosquil y Gargüera al Norte.
Hay que destacar que en el subsuelo del municipio existe una compleja red de aguas subterráneas que afloran a través de manantiales y fuentes, con una gran tradición en la historia del pueblo, como son la Fuente del Espinar, Fuente la Mora, el Manantial de Valdemoro, Manantial del Pilancón, cuyas aguas se utilizaban para regar parte de la vega que antiguamente se cultivaba y también para abastecer a la población.