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El Boalo, Cerceda, Mataelpino. Su singularidad consiste en ser tres

El Boalo, Cerceda, Mataelpino

Como su nombre indica, este municipio está formado por tres pueblos distintos, que se ubican en el Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama y el Parque Regional de la Cuenca Alta del Manzanares. La situación de El Boalo-Cerceda-Mataelpino en la Sierra de Guadarrama, a 52 kilómetros de Madrid, le confiere un paisaje natural muy valioso.

Ayuntamiento:

Pza. de la Constitución, 1.
28413 El Boalo
Tel.: 91 855 90 25
Fax: 91 855 90 38

Correo electrónico: elboalo@madrid.org
www.elboalo-cerceda-mataelpino.org
Web turismo: www.turismobcm.org

 

Historia

En El Boalo existen cinco yacimientos arqueológicos documentados: tres de la Edad Media (localizados en donde ahora está la población) y dos necrópolis altomedievales, situadas entre El Boalo y Cerceda. A pesar de esto, los primeros documentos históricos que se conocen son de mucho antes. Así, de Mataelpino y Cerceda se sabe en un documento del año 1208, donde aparecen como pertenecientes al sexmo de Manzanares de la Comunidad de Villa y Tierra de Segovia. El conocimiento de El Boalo es posterior, del siglo XV, fecha en la que figura en el libro Serranillas, una de las obras de Íñigo López de Mendoza, Marqués de Santillana.

Pero la fundación como tal de las localidades de El Boalo, Cerceda y Mataelpino tuvo lugar antes. Como las demás localidades de la zona, tras la Reconquista fue poblada por pastores segovianos que buscaban en la ladera sur de laSierra de Guadarrama pastos y mejor clima para sus ganados.

Posteriormente, entre los siglos XII y XIII, bajo un entorno feudal, la sierra de Madrid era objeto de conflictos sobre usos de pastos y paso de ganado, carboneo, leña, caza y derecho a la instalación de pobladores, entre el Concejo de Madrid y el Concejo de Segovia. La tierra madrileña, rica en pastos y lugar estratégico de paso, era pretendida por los ganaderos segovianos. Muchas fueron las adjudicaciones de los diversos reyes pero la más famosa fue la de Alfonso X El Sabio quien, para solucionar la contienda, incorporó a la Corona el territorio en torno al río Manzanares, delimitado por lo que hoy es Guadalix de la Sierra, Colmenar Viejo, Hoyo de Manzanares y Navacerrada, que pasó así a control real. Este territorio estaba compuesto por 20 localidades de la zona y a partir de entonces pasó a denominarse El Real de Manzanares.

Una vez convertida la zona en El Real de Manzanares, las tierras fueron pasando de unas manos a otras, hasta que, finalmente, Juan I cedió el territorio a Pedro González de Mendoza y su familia en el año 1383. Es a partir de esa época cuando puede considerarse a El Boalo, Cerceda y Mataelpino como núcleos consolidados.

No se conocen datos concretos sobre las características de los tres núcleos, ni la población que tenían durante el período que comprende los siglos XVI a XVIII. Asimismo, tampoco se conocen noticias del XVI y XVII. Lo que sí se sabe es que a lo largo de estos siglos la gente vivía mayoritariamente de la ganadería y de la agricultura y que, esta última, se cultivaba de forma comunal. En el siglo XVIII tanto a Cerceda (1747), como a El Boalo y a Mataelpino (1751), se les concedió el título de villa. En ese mismo siglo, se conoció el Catastro del Marqués de la Ensenada, en 1752, y de él se extrajeron las primeras noticias de la evolución del municipio. Así, se sabe que El Boalo y Mataelpino eran dos barrios, que entre ambos formaban una sola villa y concejo y, al igual que Cerceda, todos pertenecían a la duquesa del Infantado, dueña de El Real de Manzanares. En cuanto a los habitantes, El Boalo contaba con tan solo diez vecinos, Mataelpino con 20 y Cerceda con otros 20. Su actividad giraba en torno a las labores agrícolas y ganaderas y su economía era familiar y de subsistencia.

En 1833, todos los pueblos que componían El Real de Manzanares pasaron a formar parte de la provincia de Madrid. El Boalo, Cerceda y Mataelpino pasaron entonces a integrarse en Madrid, aunque no se sabe desde qué momento estos pueblos componen un solo municipio. En ese siglo, la población ya era algo superior: Cerceda tenía 29 vecinos y 100 almas; El Boalo 17 vecinos y 63 almas; Mataelpino 22 vecinos y 88 almas. Estos seguían trabajando el cultivo de la tierra, especialmente el de cereal, aunque surgió uno novedoso, el de la patata. También subsistían de la ganadería, especialmente de la ovina. Otra forma de vida que surgió y prosperó a lo largo del siglo XIX fue la cantería que hacía que los habitantes tuvieran que llevar piedra a Madrid.

La etapa de prosperidad llegó con las mejoras de las comunicaciones. Esto ocasionó un destacado aumento de la población. Así, en 1889 se conoció que el municipio de El Boalo (que incluye ya los otros dos) contaba con 102 vecinos y 410 almas. Durante la primera mitad del siglo XX, la población siguió aumentando y, en 1960, se llegó a 941 habitantes. Pero, con el surgimiento de nuevos materiales de construcción, hubo una crisis de la cantería y muchos canteros tuvieron que emigrar. La agricultura de esos años tenía poca relevancia y poco a poco se fueron convirtiendo los campos en pastos.

Pero todos estos trabajos han sido poco a poco sustituidos por otros relacionados con el sector servicios. Hoy, el 40 por ciento de la renta depende del desarrollo inmobiliario y de la población de temporada. Los turistas y el 60 por ciento restante se dedica exclusivamente a responder a las necesidades de esa población mediante los bares, restaurantes y hoteles que pueblan la localidad.

Cultura

El término de El Boalo-Cerceda-Mataelpino guarda entre su superficie un patrimonio de numerosas e importantes iglesias, incluida una que ostenta el título de Monumento Histórico Nacional: Nuestra Señora de la Blanca en Cerceda.

El municipio atesora además otros encantos a lo largo de sus calles y fuera de ellas y constituye un ejemplo de la arquitectura típica serrana: calles estrechas, casas bajas de piedra, corrales, hornos y huertos para consumo propio. Cuenta también con un yacimiento arqueológico con los restos de una necrópolis visigoda.

Ermita de San Isidro

Esta peculiar Ermita, situada en el paraje de Las Laderas de El Boalo, en un entorno único y envidiable, rodeada de magníficos paisajes con impresionantes vistas de la Sierra de Guadarrama. Fue levantada, durante las décadas de los años 80 y 90, gracias al trabajo generoso de los vecinos de la localidad con mampostería de granito de la zona. Es el reflejo de la devoción que los habitantes de El Boalo profesan a San Isidro como Patrón por excelencia de los ganaderos y agricultores, gremio a los que pertenecían la inmensa mayoría de sus habitantes antiguamente. Al pie de la significativa Peña Mediodía, y junto al área recreativa del mismo nombre, se celebra la Romería tradicional en honor al Santo, el 15 de mayo, concita la participación de vecinos y visitantes en un día de campo presidido por la hospitalidad y la fiesta.

Iglesia de Santa Águeda

San Bartolomé, 10. Mataelpino.

La Iglesia de Santa Águeda se construyó tras el hundimiento de la de San Andrés. Es de construcción moderna, de la segunda mitad del siglo XX. La antigua iglesia de Mataelpino, que databa del siglo XVI, se encontraba en estado ruinoso y se decidió construir una nueva. Desafortunadamente, tras cimentar y poco más, se agotaron los fondos disponibles. En 1.978 los habitantes de Mataelpino deciden llevarlo a cabo, aportando fondos y mano de obra. Se estimó que aportando la mano de obra se podía ahorrar un 70% del coste de la construcción. Tras un año de obras, se finalizó la actual iglesia. Se utilizaron materiales típicos serranos como la piedra y la madera. Alberga la imagen de santa Águeda, en cuyo honor se celebra el día de las Águedas.

Iglesia de Santa María la Blanca

La Iglesia de Santa María la Blanca de Cerceda, declarada Monumento Histórico Nacional, es un ejemplo singular en la zona de la depuración estilística que alcanzó la arquitectura religiosa castellana del siglo XVI, llamado gótico abulense de la época de los Reyes Católicos, partícipe del último Románico y apuntando el Gótico venidero, con decoración de bolas en la cornisa, destacan entre sus virtudes la armónica esbeltez de la torre del campanario y desde el cual se aprecia una maravillosa vista de la sierra y alrededores. Está realizada en mampostería de granito, excepto la sacristía, levantada con sillares regulares. En el interior conserva una pila bautismal renacentista y es muy interesante el retablo mayor realizado por artistas flamencos y españoles. Cabe destacar también la impresionante talla del Cristo de la Esperanza.

Este templo tiene una extraordinaria acústica que permite disfrutar de conciertos de La Coral durante todo el año y se encuentra en la Plaza del Cristo s/n de Cerceda.

Iglesia de San Sebastián Mártir

Plaza de San Sebastián. El Boalo.

La Iglesia de San Sebastián Mártir es del siglo XVII tiene forma rectangular y fue edificada en mampostería con sillares de granito reforzando las esquinas. A los pies se alza una torre espadaña de buena sillería que consta de dos cuerpos. El superior presenta dos vanos de medio punto y un tercero más pequeño centrado sobre los dos anteriores.

Este templo ha sido reformado en numerosas ocasiones, siendo la última muy reciente, en la que se ha añadido una galería porticada que protege la entrada.

Su interior es de una sola nave; según el inventario artístico de la provincia de Madrid la Capilla Mayor estaba cubierta por un alfarje de madera. Alberga en su interior a San Sebastián patrón del pueblo y se encuentra en la Plaza de San Sebastián de El Boalo.

 

Necrópolis Visigoda Cerro el Rebollar

Allá por 1960, un vecino de El Boalo, D. Victorio Rozalen, industrial del pueblo y un portugués, D. Felipe Sabaria, estaban efectuando tareas de repoblación de pinos en un lugar conocido como cerro de El Rebollar, en las proximidades de la confluencia del arroyo del Herrero con el río Samburiel, cuando descubrieron una extensa necrópolis y varias tumbas dispersas. Sobre el terreno había grandes losas que al ser levantadas dejaban al descubierto restos óseos, esqueletos humanos y, en algunos casos, también se encontraban ánforas de barro y monedas de cobre.

Se han encontrado también tumbas antropomórficas excavadas en la piedra en otros lugares de El Boalo. En este sentido, se citan hallazgos de tumbas de esas mismas características en la calle de El Vallejuelo y en el prado “Cercas Viejas”.

Potro de herrar

El Potro de herrar es una construcción típica de los municipios de la Sierra de Madrid, seña de identidad de la tradición ganadera de nuestros pueblos y tesoros de nuestro patrimonio etnográfico. Actualmente están en desuso, los potros de herrar se han convertido en testigos de otras épocas, usos y oficios. No tan lejanos como nos puede parecer, estas construcciones forman parte de nuestra historia y nuestra identidad.

Su origen se remonta a la Edad Media y algunos de ellos se han venido utilizando hasta bien entrado el siglo XX. El potro era utilizado por los vecinos para inmovilizar a los animales y así herrar a las caballerías y practicarle determinadas curas al ganado.

Se pueden ver en El Boalo (Carretera M-617, salida del Boalo hacia Mataelpino) y en Cerceda (Calle Potro de Herrar, 7).

Arquitectura tradicional

La arquitectura tradicional, al igual que otras manifestaciones populares, es un elemento que forma parte de la propia identidad de los pueblos, de lo que han sido y de lo que son.

Así, El Boalo, Cerceda y Mataelpino constituyen un ejemplo de la arquitectura típica serrana: calles estrechas, casas bajas de piedra, corrales, hornos y huertos para consumo propio.

Adaptada a las necesidades de una sociedad rural, escasa de comodidades y sobria de costumbres, la vivienda rural tradicional respondió durante siglos con soluciones sencillas e ingeniosas, a las necesidades de las personas que en ella habitaban. Casas sobrias de aspecto tosco, pero con una excepcional adaptación al clima usando para ello los materiales puestos al alcance de la mano por la naturaleza.

Podemos encontrar casas tanto de una o dos plantas, en muchos casos en las casas con dos plantas la inferior era dedicada al ganado. Esto posibilitaba que el calor que desprendían los animales pudiera aprovecharse para una mayor “comodidad” de las personas que habitaban en el segundo piso. No hay que olvidar que esta sierra ofrece un clima duro, especialmente en invierno, y el aporte de este calor era fundamental junto con la leña que se obtenía del trasmocho de diferentes especies o del sostenimiento de bosques de dehesas y fincas.

Fiestas y tradiciones

Cada uno de los tres pueblos celebra sus fiestas por separado o, mejor dicho, multiplican sus fiestas por tres. Fiestas tradicionales a sus santos patronos y fiestas paganas como las celebradas en verano animan a la localidad con sus bailes, degustaciones y folclore típico.

  • Fiestas de San Sebastián «La luminaria»: del 16 al 20 de enero se celebran las Fiestas de San Sebastián patrón de El Boalo, la fiesta más solemne y enraizada en la localidad. Su celebración, el 20 de enero, posiblemente provenga de festejar el final de las matanzas tradicionales de cerdos, que aún se siguen realizando anualmente por los vecinos de esta localidad. Recuperamos una fiesta tradicional para participar en la elaboración de los diferentes productos obtenidos del cerdo. Además de la Procesión matinal, por la noche se prende una hoguera o Luminaria en la que se sirve a todos los que asisten un chocolate con leche, animado con anís y las típicas tortas de chicharrones con el que combatir los rigores de la noche.
  • Fiesta de Santa Águeda:  El 5 de febrero se celebra Santa Águeda en Mataelpino, más conocida como el Día de las Águedas, ellas son las protagonistas de la Fiesta junto con la Santa Patrona. Se reúnen las mujeres del pueblo y las de los pueblos cercanos para comer juntas y ejercer de matriarcas siendo ésta una espléndida ocasión de estrechar lazos entre familias y pueblos. Empieza la jornada con la cesión de Bastón de Mando, seguida de la Misa y Procesión. Después podemos disfrutar de bailes, charangas, el tradicional concurso de tapas donde se disputan “La Cresta de Oro”, y la chocolatada con tortas.
  • Fiestas de la Cruz de Mayo: Se celebra en la villa de Cerceda el 3 de mayo. Durante la jornada se celebra una Romería en la dehesa del pueblo. Los habitantes y visitantes de la Sierra de Guadarrama pueden disfrutar también de la charanga que ameniza las calles del pueblo
  • Romería de San Isidro: el 15 de mayo se celebra la Romería en la Ermita de El Boalo, dedicada a San Isidro Labrador, patrón de los labradores. Situada en la ladera de la Sierra de los Porrones, bajo la mirada de la Maliciosa. La Procesión sale de la Iglesia de El Boalo hasta la Ermita, seguida de la Misa tradicional. Los habitantes y quienes se acerquen a la población pueden disfrutar de una jornada campestre en este área recreativa.
  • Fiestas de verano de El Boalo: A principios de julio se celebran en el Boalo sus Fiestas de Verano. Se organizan corridas de toros, encierros por las calles de la localidad así como bailes nocturnos y actividades infantiles para vecinos y visitantes de la Sierra de Guadarrama. No te pierdas la popular Cena de Hermandad.
  • Fiestas de verano de Mataelpino – San Bartolomé:  El 24 de agosto se celebra San Bartolomé, coincidiendo con las fiestas de verano, hay misa y procesión en honor al santo, así como una Romería en el parque. Además de las actividades religiosas, también encontrarás, la charanga que ameniza las calles de Mataelpino, corridas de toros, bailes y actividades para los niños y niñas. Cabe hacer una mención especial al BOLOENCIERRO, es toda una experiencia única y exclusiva de Mataelpino. Es una carrera abierta a todos los públicos. En la carrera de adultos una gran bola de espuma expansiva de unos 150 kilos y 3 metros de diámetro persigue a los corredores durante el trayecto, hasta llegar a la plaza del pueblo. En la carrera infantil la bola es de menor peso pero igualmente emocionante. La idea ha llegado a todos los rincones del mundo y cada año cuenta con más participantes. Te animamos a que nos visites durante las Fiestas de San Bartolomé, la semana del  24 de agosto, y disfrutes con nosotros de nuestros “singulares encierros”.
  • Fiestas de verano en Cerceda: El último jueves de agosto podemos disfrutar en Cerceda de sus fiestas de verano. Durante tres días es posible disfrutar de corridas de toros, encierros por las calles de la localidad, así como bailes nocturnos y actividades para los más pequeños.
  • Fiesta del Cristo de la Esperanza: El 14 de septiembre la devoción de Cerceda por el Cristo de la Esperanza se pone de manifiesto en su día, en un ambiente de respeto, se celebra una procesión que le rinde honores. Diversas actividades de ocio ocupan todo el día que culmina con la tradicional “cena del conejo”.

 

Naturaleza

Si algo caracteriza el paisaje de esta zona de la Sierra de Guadarrama son el ganado, los prados y el agua que ofrecen magnificas vistas de los riscos graníticos de La Pedriza, Cuerda Larga, Sierra de los Porrones  y La Maliciosa.

Una excelente manera de disfrutar de la riqueza natural de este municipio es recorriendo las distintas rutas existentes y observar desde alguno de sus miradores, como el de la Ponzonilla. Está a 1.175 m. de altitud y es el punto final de la ruta natural que recorre, prácticamente, todo el terreno de Mataelpino. El mirador de La Ponzoñilla ofrece una extraordinaria panorámica del Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama. Es una pequeña pradera abrigada por jaras y enebros que desafían la escarpada orografía y la convierten en un lugar de silencio y goce de la naturaleza en su estado más puro

Los amantes de la geología pueden visitar la Gruta de la Calera, en Cerceda. La Gruta de La Calera se encuentra localizada en una zona con presencia de gneises glandulares al Este de Cerceda, a ambos lados de la zona sedimentaria que enmarca al arroyo Samburiel en el Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama. Está formada en un enclave de arenas, margas y calizas (cretácico) al sur del arroyo Samburiel.

 

Area Recreativa San Isidro

Paraje de las laderas de El Boalo

Está situada en la ladera de la Sierra de Guadarrama, junto a la Ermita de San Isidro Labrador. El Área Recreativa dispone de mesas y bancos de granito donde poder disfrutar de la inmesidad de la naturaleza. Además, hay un panel informativo que sitúa los principales picos y lugares de interés de la Sierra de Madrid

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